El empate 3-2 sufrido por Millonarios frente a Independiente Santa Fe en el Clásico Bogotano dejó a los hinchas azules no solo preocupados por la derrota, sino también furiosos con la expulsión de Juan Carlos Pereira. El volante, que estaba jugando su primer clásico en esta temporada, protagonizó un incidente de agresión que dejó a su equipo con diez hombres.
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La expulsión de Pereira ocurrió en medio de una jugada caliente, cuando Harold Santiago Mosquera empujó al volante de Millonarios, lo que desató la reacción iracunda del cartagenero, quien respondió con un puñetazo al estómago de su rival. El árbitro Carlos Ortega, tras revisar la jugada con el VAR, decidió sancionar a Pereira con tarjeta roja, dejando al equipo de David González con un hombre menos y agravando una situación ya difícil para los azules.
Un futuro incierto para Pereira: agresividad reiterada
La expulsión de Juan Carlos Pereira no fue un hecho aislado. Los hinchas de Millonarios ya habían expresado su molestia con el volante tras su expulsión en el partido anterior, contra Águilas Doradas, lo que dejó en evidencia su falta de control en momentos claves. A pesar de la sanción, Pereira pudo jugar el Clásico Bogotano porque Álvaro Montero, el arquero titular, estaba convocado con la Selección Colombia, pero la expulsión de este sábado muestra que el mediocampista sigue mostrando una actitud imprudente en situaciones de alta presión.
El historial de expulsiones de Pereira ha levantado interrogantes sobre su comportamiento dentro de la cancha y la necesidad de que el cuerpo técnico de Millonarios lo apoye en su proceso de corrección. La hinchada está preocupada por la falta de disciplina del jugador, especialmente en partidos tan importantes como el clásico, donde las emociones a menudo pueden desbordarse.
Impacto en el partido: la inferioridad numérica que afectó a Millonarios
La expulsión de Pereira tuvo un impacto directo en el desempeño de Millonarios. A pesar de estar con un hombre menos, el equipo no dejó de pelear en busca del empate, pero las oportunidades fueron limitadas. La inferioridad numérica permitió a Santa Fe dominar aún más el balón y generar jugadas de peligro, mientras que los azules se vieron obligados a reconfigurar su esquema táctico para evitar mayores goles.
La expulsión no solo afectó la dinámica del partido, sino que también dejó una sensación de impotencia entre los jugadores de Millonarios, quienes debieron enfrentar el resto del encuentro con una presión adicional que, finalmente, terminó por costarles la victoria. Con esta derrota, David González y su equipo tendrán que trabajar en la disciplina y en cómo manejar situaciones de alta tensión para evitar que algo similar vuelva a ocurrir.
La hinchada de Millonarios espera una pronta recuperación del equipo, tanto en lo futbolístico como en lo disciplinario, para evitar más contratiempos.
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